ESCRIBIDME A:
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LA REINA DE AFRICA
Un film del maestro John Huston
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Afortunadamente el Séptimo Arte cuenta con una
gran cantidad de géneros destinados a todo tipo de público. Y digo
afortunadamente, porque las grandes obras maestras y de culto están realizadas
para ser veneradas. Hay Films que han envejecido mejor que otros, y al que
mezcla aventuras, dramas y comedias, podemos decir que durante aquella época
grande del cine clásico, se hicieron auténticas joyas. La película LA REINA DE
AFRICA es uno de los mejores referentes a lo que acabo de exponer. A principios
de los 50 encontramos a cuatro personajes en Hollywood con diferentes
necesidades. La providencia hará que se unan para dar vida una de las películas
más míticas de la historia. Estas cuatro personas eran Sam Spiegel, John Huston,
Humphrey Bogart y Katharine Hepburn. El primero, productor, buscaba un éxito con
el que salir de su apurada situación económica; el director deseaba realizar una
película con la que salir de la mediocridad artística; Humphrey participar en
una gran producción; y Hepburn sencillamente participar en una película que no
fuese un fracaso económico. Todos creían en el potencial de la película por lo
que el propio Spiegel los unió. Lo que no sabían es que la novela de C. S.
Forester, "The African Queen", llevaba cambiando de mano en Hollywood desde
hacía años. Ninguna productora la quería. Ninguna le veía potencial. La Warner
llegó a comprar los derechos pensando en Bette Davies y David Niven, pero no
llego a buen puerto... Pero una vez que Spiegel vio el filón comercial a la
historia de un marinero borrachín y una puritana misionera en África que
descienden por el río Ulanga hasta el lago Victoria en un pequeño barco llamado
"La Reina de África" para hacer volar un navío alemán con un torpedo casero
durante la primera guerra mundial, convenció a los otros tres y se hizo con los
derechos para llevar a cabo la película. Ambos actores estaban entusiasmados con
el proyecto. Houston algo menos, ya que sólo pensaba en ir a cazar durante los
descansos del rodaje. Su estilo duro e indisciplinado haría enfurecer a Hepburn
en más de una ocasión. Todo comenzó con la elección de las localizaciones de
rodaje. En vez de usar los cómodos estudios de Londres, Houston se decidió a ir
a rodar gran parte de la película en mitad del Congo Belga a pesar de los
peligros propios del entorno como los animales, las enfermedades, o el clima...
y es que como ya habíamos dicho antes, quería cazar. Un viaje de miles de millas
en el interior de uno de los países más salvajes del mundo intercalando aviones,
barcos y automóviles. Podríamos decir que el rodaje de la película fue más épico
en si que la propia película. Nada más aterrizar el avión en Stanleyville, donde
iban las estrellas y parte del equipo, pocos se sorprendieron no ver allí a
Houston esperándoles, ya que se acababa de ir de caza. Sólo Khatarine Hepburn se
indignó y mucho con el director...Y al decir verdad y es lo que yo pienso,
después de visionar casi toda su fitografía, sobre todo THE MISFITS, a Juston se
le podía perdonar todo.
Miss Hepburn empezó a ser conocida por todo el equipo, y no
únicamente debido a su fama, sino a su fuerte personalidad, ya que obligó a
todos los miembros del reparto a cumplir unas tajantes normas de higiene, lo que
propició innumerables bromas por parte de Bogart y Houston. Todo esto no evitó
que la actriz enfermase como todos los demás. Hay una escena en la que se la ve
tocando el órgano, al principio de la película. Pues bien, a su lado había un
cubo por si necesitaba... usarlo. Bogart y Houston se partían de risa, ya que
fueron los únicos que no enfermaron durante el rodaje debido a que no probaban
el agua. Únicamente se hidrataban con whisky. Esto les permitió trabajar más
seriamente en el papel de Bogart. El director le estaba pidiendo al actor dar
vida a un personaje que nada tenía que ver con el actor. Es un hombre de
carácter débil. Ni muy inteligente, ni muy simple. Algo infantil, torpe, pero
valiente. En ocasiones debía parecer cobarde e inseguro, y en otras tranquilo y
decidido. A Bogart le llevó un tiempo entender a su personaje. Ni él ni su
querida joven esposa, Lauren Bacall, la cual lo acompañó al rodaje, lo
comprendía..... Hasta que finalmente el actor asimiló totalmente su personaje.
El resultado fue uno de los Oscars más merecidos de la historia del cine. He de
repartir los méritos de esta gran película. Sam Spiegel por sacarla adelante y
ser el alma del proyecto; a Houston por su innegable calidad artística y su
perfecto control de los personajes y la historia. A Bogart y Hepburn por hacer
lo que se les daba tan bien en uno de los rodajes más duros y peligrosos de la
historia; y ¿algo más? Desde luego, ya que una de las principales razones es su
magnífico guión, obra de James Agee con la colaboración de John Houston y el
propio Spiegel. Podríamos decir que la magia de esta cinta recae en la perfecta
y radiante química de los dos actores principales. Esto se debe a lo bien
definidos que están los personajes en el libreto. Charlie Allnut, un marinero
cuarentón y borrachín con una personalidad algo infantil y entrañable, junto a
Rose Sayer, una auténtica misionera solterona de alta cuna que acaba de perder a
su hermano pero que no por ello va a perder la compostura y los buenos modales.
La primera guerra mundial acaba de estallar. Alemania está en guerra con
Inglaterra, por lo que Charlie convence a Rose para que se escondan con su barco
hasta que todo haya pasado, aunque es esta la que le convence para fabricar un
torpedo casero y volar un navío alemán en el lago Victoria. Lo más sorprendente
no es esto, sino que él accede. Ya desde la primera escena somos testigos de dos
personalidades completamente distintas. Mientras que a Bogart le rugen las
tripas tomando el té con ella y su hermano. Ella trata de disimular, pero este
no se corta : "Vaya con mis tripas, me rugen como si tuviera dentro una hiena".
Pues imaginad a dos personajes tan opuestos metidos en un diminuto barco durante
cientos y cientos de millas. Es una genialidad.
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Esta es una de las mejores películas de John Huston. Después de unas pocas decepciones
con su cine: "Evasión o victoria", "Casino Royale", "Dublineses", "El honor de
los Prizzi", jamás habría pensado que pudiera gustarme tanto una película de
este director. también merecen mención: "The Misfits", "El halcón maltés", "La noche de la iguana", "El
hombre que pudo reinar", "La jungla de asfalto"...
Sobre la Reina de Africa se ha escrito mucho, su guión, el color y la química entre los actores. Sólo me
queda recomendarla, porque es IMPRESCINDIBLE a los que todavía no la hayan
visto.
Ignoro si el cinéfilo nace o se hace pero, en cualquier caso, para serlo es
necesario ver mucho cine, si puede ser desde niño, como es mi caso, mejor. El cine de
aventuras constituye, en este sentido, un excelente género para foguear a
cualquier tierna criaturita que consienta en recorrer como espectador los
interminables y variopintos senderos del séptimo arte.
Mi instinto me conmina a encauzar esa agotadora andadura de la mano
de films como “Las minas del rey Salomón”, “El halcón y la flecha”, “El vuelo
del fénix”, “Lawrence de Arabia” , “En busca del arca perdida” y tantas otras,
pero si tuviera que elegir una, sólo una, lo tengo claro: Ninguna película de
aventuras podría arrebatarle el cetro a “La reina de Africa”. Es la reina madre de
todas las realizaciones de aventuras.
Huston dio forma y sentido a una película que tiene todo lo que debe tener una cinta
de aventuras que se precie: exteriores exóticos, buenas dosis de
acción, algo de drama, algo de comedia, algo de romance y un par de actores con
gran carisma. Pero lo mejor de todo es el innato talento del viejo John
para contar historias. Probablemente ese prodigioso don es el que convierte a
“La reina de Africa” en una obra asombrosamente emocionante, cautivadora y
paradigmática. Sin rival.
No voy a hablar de la inverisimilitud de esta historia que a algunos podía
molestar. Cuando se rueda una cinta de aventuras la credibilidad se queda a un
lado. Me quedo, con todo lo demás, con aquello que Huston supo plasmar con
elegancia, incluso, con los factores que le dan a la historia, un toque
extraordinario. No me cansaré jamás de repetir que las aventuras que Huston
dirigió son hoy por hoy, un tesoro jamás superado. Evidentemente no me refiero
al nivel técnico, donde las escenas de los rápidos pueden sonrojarnos hoy en
día, sino por esa destreza en conseguir que las aventuras más descabelladas
puedan pareceremos reales, en conseguir un acercamiento a la historia y creer en
la posibilidad de que los protagonistas pudiéramos ser nosotros.
Huston se desplazó al Congo Belga para rodar esta película que transcurría en
Uganda. Con todas las incomodidades y con dos estrellas que dieron lo mejor que
tenían para meterse en sus papeles. Sucios, feos, brutos y sin un ápice de
estrellato. Y por eso nos lo creemos, porque olvidaron su nombre y se llenaron
de selva.
Los mosquitos, los rápidos, el cañaveral son situaciones rodadas con una
pericia, que yo, a miles de kilómetros de aquellos ríos tramposos, no puedo
dejar de inquietarme y emocionarme. Esa es la realidad con la que John Huston
sabía impregnar todas sus cintas. Esto, es “La reina de África”: el dulce sabor
de la aventura.
Es verdad que ya no se hacen películas como aquellas. El género de aventuras
como tal murió el día en, mientras el resto del mundo salía del armario, un
decrépito Indiana Jones salía de la nevera.. Así que no te queda otra que darle
a la rueda del tiempo y elegir cualquier década menos ésta: encontrarás una
cueva de impresionantes ny valiosísimos tesoros.
En ella hay mucho donde revolver y algo que desechar, pero con "La reina de
África" me quedo de calle. Humphrey Bogart y Katherine Hepburn, pareja que a
priori parecen el culmen de la antiquímica, se las arreglan para convencerte de
que están hechos el uno para el otro. Los dos actores se dan una perfecta
réplica, pero gana por goleada la delicadeza de Katherine Hepburn al mostrar la
deliciosa evolución de una solterona agriada a toda una dama de aventuras.
Curioso lo de esta estupenda actriz, que nunca fue considerada una belleza, pero
que sin embargo, supo envejecer en la pantalla mucho más bellamente que muchas
de sus coetáneas más espectaculares. En "La reina de Africa" ya muestra los
visos de lo que posteriormente seria una madurez resplandeciente.
Las aventuras de ambos son divertidas, trepidantes y llenas de emoción, sabiendo
llevar el ritmo entre las escenas de acción y los momentos más
reposados. La historia de amor resulta encantadora y apta incluso para
mayores, aunque los paisajes africanos, no envejecerán nunca.
La unión entre Bogart-Hepburn no se hace esperar en esta comedia romántica del continente africano. Efectivamente, estoy de acuerdo en que estas dos almas solitarias, estos dos personajes como fuera de lugar en el contexto de una historia narrada durante una guerra y situados en una fuga geográfica de la cual en realidad no tienen escapatoria sino complementarse en un amor bajo el calor de la selva y el ataque de los mosquitos, bajo la influencia Hemingway-Hustoniana. Entrañable, muy entrañable. Con un Bogart mostrándonos un personaje simpático y es por que es profundamente psicológico. Este film me recuerda al tratamiento que se les da a los personajes principales de “Un tranvía llamado deseo”, solo que con escenarios diferentes. Dos seres con deferencias abismales, caminos recorridos diferentes, pero compenetrados totalmente cuando sus caminos se cruzan en algo que parecía casi imposible. Cuando Rose le tira por la borda toda su reserva de licor a Charlie, en una actitud de mujer impositiva; pero no tan gracioso para un alcohólico como Charlie, quien demuestra que le tiene mucha tolerancia a los ímpetus de una mujer tan loca como él como lo es Rose. Lección magistral de Humphrey Bogart y Katharine Hepburn en esta genial comedia de aventuras y amor que una pintoresca pareja comparte en África. Lugar que hizo que el rodaje tuviese no menos aventura y peligros que la propia de los dos protagonistas mientras que se narraban los avatares de un viaje en barca a lo largo del río y cuyos efectos añadidos de maquetas, dobles fondos y animales salvajes hoy resultan obvios pero quedan absolutamente perdonados ante la brillantez de los diálogos y el gran final en el que desemboca el excelente guión. Bogart, que protestaba sin cesar del lugar de rodaje en el río Lualaba de Uganda en contraste con una emocionada Hepburn encantada de la selva, terminó por obtener un merecido Oscar al mejor actor, el único de su brillante carrera y John Huston logró la que probablemente es su más redonda obra maestra, con permiso de “Cayo Largo”, “El halcón maltés” o “The Misfits". Entrañables personajes a los que ya una anciana Katharine evocaba en una entrevista que le hicieron con nostalgia y dulce emoción:
- “Me pregunto en qué parte de África andarán ahora Charlie y Rose o si serán felices... Seguro que sí "-
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John Huston utiliza la I Guerra Mundial como excusa para desarrollar una
aventura de supervivencia, de superación de obstáculos, de aceptación y entrega
total, transformándola en una película dinámica, llena de hermosos y exóticos paisajes naturales propios
del continente africano, sin olvidarnos de los efectos
especiales que recrean de maravilla esas secuencias llena de adrenalina donde
la vieja embarcación que da título al film. Intensa puesta en escena de Huston
que logra un filme con categoría de obra maestra y pieza de culto, a pesar de poseer un
argumento sencillo. Casi toda la industria de Hollywood le dijo a Huston que a nadie le interesaría una
historia sobre una pareja bajando un río de África. Todo el mundo profetizó un
gran fracaso. Era 1950 y aún no había costumbre de rodar en exteriores,
pero él estaba convencido de que el rodaje el localizaciones reales,
remontando 1.500 kilómetros de río, era la única forma de hacer creíble su
historia. Si los actores sufrían tanto como sus personajes, nadie cuestionaría
la autenticidad del relato. Una de las muchas leyendas de LA REINA DE AFRICA, cuenta que Huston en realidad sólo
buscaba una excusa para ir a África y cazar un elefante. Un capricho que sirvió para poner en pie una de los
Films más originales de la época dorada de Hollywood.
Sobre su rodaje se han escrito libros y rodado
películas similares. Una realización muy dura... John Huston y
su equipo pasaron nueve semanas en el Congo belga, enfrentándose a todo tipo de
problemas: lluvias, invasión de un ejército de
hormigas o las plagas de mosquitos. El calor y
la humedad eran insoportables, por lo que parte del equipo acabó enfermando
de malaria y disentería, incluida Hepburn, que rodó muchas de sus escenas
ocultando los temblores que le producía la fiebre.
Al contrario de otros clásicos que han sido reivindicados a lo largo de los
años, 'La reina de África' contó desde el primer momento con el favor de crítica
y público. Dicen que a veces las condiciones más duras traen los mejores
resultados, así que, agárrense fuerte y dispónganse a viajar con dos leyendas
del cine por el corazón de la selva africana. Una combinación de humor, romance
y acción que la hace irresistible, aunque también hay que confesar, que su final
no es santo de mi devoción. Pero atesora un prodigio de maestría narrativa con inconfundibles tintes Houstonianos, que ensalzan
el film como una de las más
sencillamente apoteósicas y humanas odiseas en la historia del séptimo arte... Vemos como poco a poco dos almas solitarias y en principio bastante alejadas la
una de la otra, como se van aproximándose a un punto totalmente opuesto a lo que parecía un
matrimonio pre-mortem. Creo con total sinceridad, que se trata de una de esas películas sin las cuales no comprenderíamos
en su totalidad la historia del cine:
IMPRESCINDIBLE.
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Existen películas que trascienden mucho más allá del entretenimiento o
del arte. Pueden llegar a enamorar, a hacerte cambiar, a convertirse en algo que
llevarás dentro del corazón toda tu vida. La reina de África lo ha sido para mí. En
los días de mi adolescencia cuando descubría películas clásicas, cada semana
desarrollé una predilección especial por muchos actores y actrices, como es el
caso de: Katharine
Hepburn y Humphrey Bogart. Ella siempre me pareció divertida e independiente, tan
distendida y locuaz como enamoradiza y reservada. Él era Bogart.... El caballero
con rostro de dolerle el estomago, el aventurero, el tipo duro de cigarro, gabardina
raída y sombrero con muescas perennes en el alma.
Y en una de aquellos días y noches de viejo cine Doré, tuvieron que juntarse ambos
a priori tan distintos para irse enamorando a bordo de una barca oxidada que él
manejaba entre rápidos, sanguijuelas y fuego enemigo mientras Kathy se iba
deshaciendo lentamente de su disfraz de beata abrazando la carne de aquel
aventurero que
supo a su manera protegerla y desnudarla. La química era extraordinaria e hizo
una marca en mi corazón joven, en aquellos años donde todo era búsqueda y
aprendizaje.
Desde aquel primer visionado La Reina de África, al igual que otros inolvidables
y amados títulos, se convirtió es una
película estándar en mi biblioteca, o en mi disco duro de futuro cinéfilo. Mi
barca acababa de zampar e iba a resultar muy difícil conseguir detenerla.
Han pasado muchos años, y todavía estoy franqueando los rápidos.
Film de culto... geniales
interpretaciones y una profundidad psicológica inusual.
Bogart jamás me cayó simpático... y no puedo decir el por qué...salvo en esta cinta. Sin duda su
mejor interpretación, curiosamente en el papel más alejado
de su registro: traficante, borrachín, sucio, desaliñado, pasota y desapegado de
cualquier lazo afectivo con el mundo.
Hepburn, memorable, manteniendo su orgullo y las formas de solterona bien
educada a pesar de que el suelo se va hundiendo a su alrededor... previo a soltarse la
melena y desafiar al ejercito nazi al completo.
Y como inexplicablemente este dúo, aparentemente incompatible e irreconciliable,
acaban enlazando una de las historias de amor mejor contadas a
golpe de disparos, rápidos, tormentas, penurias varias y siempre
con el sonido de fondo del motor de la Reina de África.
No creo que haya muchas películas capaces de gustar a diferentes públicos y a
diferentes edades, pero esta sin duda es una de ellas:
-"
Si no lo has visto ¿A qué estas esperando?-"-
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El cine de John Huston siempre tiene el aroma
de locas aventuras, a detectives de
noches oscuras… y a perdedores, cuya derrota les sirve para auto-descubrirse,
convirtiéndose entonces en un triunfo. Y en el primer terreno, uno de
sus mayores éxitos de “LA REINA DE ÁFRICA”, es la travesía con
guión de Huston y de James Agee en la que dos seres, descubren que en realidad los une las cosas más esenciales.
El destino se confabula para ponerlos en una barcaza con rumbo a una isla donde
puedan huir de las atrocidades nazis que, para empezar, acaban de destruir la
aldea donde Rose era misionera, e indirectamente, causaron la muerte de su
hermano.
Charlie Allnutt surge entonces como ángel salvador que sacará a Rosie de
aquella trampa, donde él pudo disfrutar de sus atenciones gastronómicas, un día
en que se moria de hambre.
Lo que a mi me llega muy hondamente, es el magnífico cuadro que
logra Huston de la relación de pareja. Que los opuestos se atraen, que aunque a
una mujer la miramos primero por su belleza, es su fuerza interior lo que
realmente enamora. Que cuando dos seres, animados por una idea común
crean sinergia, sus lazos hacen trenza y los vientos soplan fuerte hasta
conseguir que despierte el amor, y que el nuevo lazo sea
entonces una viga casi irrompible…Actitudes del más dulce romanticismo, reacciones de regreso a épocas no
quemadas, y demostraciones de una fortaleza que sólo puede inspirar el amor, se
entremezclan, equilibradamente, en una encantadora aventura. Quien pueda prescindir sin objeciones de sus, poco elaborados efectos visuales y
especiales, cosa que para Huston fue siempre secundario y prefiera, como
yo, la interioridad y la construcción de personajes con un claro y profundo
sentido de la vida, tendrá aquí una historia de gran pulcritud y de belleza
palpitante.
Uno no puede ir diciendo por ahí que le encanta el cine de aventuras sin haber
visto esta fábula del género, John Huston demuestra de nuevo que es uno de los mejores
directores de su época. Me quedo con la escena en la que Bogart imita a los hipopótamos,
demuestra otra virtud, su papel de villano, aunque tampoco es una sorpresa
conociendo sus otras interpretaciones.
El cazador Huston es un narrador excelente dotado de un insuperable sentido del
ritmo. Así, en poco más de hora y media hace que la pareja protagonista sea
disparada, tragada por los rápidos y por la selva, devorada por los mosquitos e incluso ensogada, sin que en ningún momento tenga el
espectador sensación de amontonamiento. Y entre toda esa acción aún le queda
tiempo para desarrollar una entrañable historia de amor entre los dos personajes
más antagónicos que imaginarse pueda.
Como no hay dos sin tres, los enamorados imposibles se ven acompañados en su
crucero fluvial por el murmullo sórdido de la selva. Éste se torna un
protagonista más desde los mismos créditos iniciales, a los que acompaña en
solitario hasta enlazar con el berrinche nativo que los hermanos metodistas
quieren himno, en preludio de la impagable entrada en escena de Humphrey Bogart.
En fin, hay quien se va de safari y trae una fractura. Huston, por su
parte, se trajo "La Reina de África". El estilo de John Huston es inconfundible: un gran director que mereció
una nominación al Oscar por esta película.
En conclusión, es para mí una de las mejores films que he visto en mi vida.
Todo, en los 106 minutos que dura, es perfecto. Permítanme recordarles que
Bogart hizo la mejor interpretación de su vida como actor, mucho mas que en "Casablanca" y "El Halcón Maltés".
Ha llovido mucho desde 1951, y parece mentira que una película de un género tan
ambicioso cómo es el de "aventuras" tenga ya tantos años. Habrá cinéfilos que puedan
apreciar esta película y otros que no. Pero como ya he dicho, ha llovido mucho,
y los "efectos especiales" de esta película no existen, como debe ser,
pero claro estamos en el siglo XXI y ahora se hace cositas como Avatar.
Pero esto no influye en mí y en mi forma de valorar el film.
Si, quizás para algunas personas el argumento es esencial como
la propia "Reina de África", pero quiero recordarles que no estamos viendo "Testigo de
cargo". No queráis un guión ingenioso con grandes discursos. En una película de
aventuras, la verosimilitud de la historia pierde peso, y nuestra atención se
centra en otros puntos.
Huston consigue un trabajo revolucionario para la época, y admirable
para nuestros tiempos. pero amigos míos, no estamos hablando de un director al
uso.... Es el gran John Huston.
El guión es mordaz, punzante, en medio
de una homérica aventura hacia lo desconocido, David contra Goliath, en medio de
la Gran Guerra, donde se tocan temas como las injusticias, la opresión, la
venganza, la comprensión, la frustración, la supervivencia, todo con ritmo
fluido, donde las situaciones manan con gran naturalidad, donde los
protagonistas evolucionan inteligentemente, enmarcada la narración en un entorno
que se convierte en un protagonista más, la Salvaje Selva y el Río. El guión no
juzga, ni pretende moralizar sobre el colonialismo, no ahonda en conceptos
religiosos, ni resulta un folleto patriotero, en realidad es un concepto minimalista casi teatral en el que dos personajes en
situación límite se completan hasta el amor y la
comprensión. La puesta en escena es de tremendo realismo, fruto de la utilización de
escenarios naturales, con una vibrante dirección artística de Wifred Singleton, aprovechando al máximo unos lares espectaculares, con
imágenes de animales salvajes, selva, escalofriantes rápidos, unos
agobiantes manglares, extraordinariamente fotografiados por Jack Cardiff, en radiante technicolor, con unas cámaras grandes complicadas
de manejar, emitiendo aventura, energía, un cromatismo apabullante de tonos
cálidos, hace que la lluvia nos cale, que nos salpique el agua del río,
embellecidos los parajes los sonidos incidentales creados por Allan Gray, con audios de ambientes selváticos de animales, y el
río, con
una exuberante música durante los créditos iníciales interpretados por la Royal
Philharmonic Orchestra, todo esto dinamizado por el montaje de Ralph Kemplen, que hace que las escenas de acción se vivan con magnetismo.
Los efectos especiales son creados por Cliff Richardson,
hay que juzgarlos en el contexto de cuando se hicieron, hoy en día resultan
un tanto anticuados, pero en su tiempo fueron muy avanzados
traspasando adrenalina, haciéndonos a la idea de la fragilidad de la barcaza en
un medio que la podría destrozar... el tiroteo alemán desde el
fuerte, son prueba del buen hacer de este elemento,
aunque como ya he dicho hoy resulten cándidos en sus maquetas de la barcaza,
o la pantalla de fondo.
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Para el American Film Institute, esta película ocupa el ranking número 17 dentro
de las 100 mejores del siglo. Para hacer esta clasificación, hicieron un
recuento de todas las películas sin clasificarlas por género. Sin embargo, si me
permitiera el sueño de ser uno del jurado, la habría colocado sin dudar, por
debajo de Lawrence de Arabia como la mejor segunda película de aventuras. La reina de Africa me tomó por sorpresa
en mis años jóvenes y ella fué la causante, con ayuda de mi padre de decidirme
poco a poco "comerme" los mejores Films. Las joyas están para ser vistas,
lucidas y comparadas. Esta me dejó con la boca abierta y esos deseos
incontenibles de decir: !! QUE GRANDE ES EL CINE !!. no me cansaré de repetir, y
disculpen que, esta historia de amor entre dos personajes totalmente distintos y
fracasados en el año 1914:
Con una estirada, aséptica, solterona por
la inigualable Katharine Hepburn al lado de un marinero borracho, descuidado y
canadiense.
-"".El Oscar a Humphrey
fue con toda justicia bien merecido ""-
No deseo contaros mas, solo véanla con las mismas energías con que yo la llevo
en mi corazón.