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ÚLTIMO TANGO EN PARIS

 

 

 

 

 

 

 

Paris para mi es la ciudad, he ido muchas veces y siempre es como un calidoscopio tenue que me ofrece mil y una estampas para sentirme el hombre mas feliz del mundo... 

Este film, representa en mi algo mas que una película, mas que una obra maestra, son parte de mis vivencias, algo que me hace ser muy feliz, porque es mi vida, y es un orgullo que este análisis que voy a hacer navegue por mi website:

 

 

CINEPARAÍSO 

 

 

 

 

 

 

Bertolucci filmó en 1972 lo que es la obra cumbre de una carrera brillantísima, "El último tango en París", es una de esas películas carismáticas de la historia del cine, donde un increíble Marlon Brando nos lleva de la mano en un viaje hacia el epicentro de una de las pasiones más irracionales que se han contado en el lenguaje cinematográfico. El resto viene espontáneamente servido por el ambiente brumoso y melancólico de París, con esa luz crepuscular que viene como anillo al dedo a una película crepuscular donde las haya. Gran film al que yo llamo "crepuscular", un género de cine centrado en la decadencia de las personas y su deseo se volver a encontrar un lugar bajo el sol pese a tener todo en su contra....Imprescindible... Me importa un bledo que alguien os quiera contar lo que es una obra maestra. El Último Tango en París lo es, como El Último Hombre que es un remake de Yojimbo es mejor aunque esté B. Willis. Pero el gran Bertolucci independiente de todo y astutamente dependiente de Brando...El actor interpreta el mejor papel de su vida... Sus monólogos han hecho historia y son recordados como una amalgama de guión e improvisación como solo Brando sabía hacer. Bertolucci no quería problemas con él y le dejó a su aire, lo que fue un gran acierto para todos los que consideramos a Brando uno de los mejores actores de todos los tiempos.

 

 La película contiene una escena en la que Paúl viola analmente a Jeanne utilizando mantequilla como lubricante. Aunque la violación es simulada, Schneider ha dicho que ello tuvo un efecto tremendamente negativo en ella. En una entrevista en 2006, dijo que la escena no estaba en el guión y que "cuando me lo dijeron, tuve un arranque de furia.... Lo tiré todo. Y nadie puede forzar a alguien a hacer algo que no está en el guión. Pero no sabía eso, era muy joven.​ En 2007, Schneider recontó los sentimientos de humillación sexual pertenecientes a la escena de violación:

Solo me dijeron sobre eso antes de tener que filmar la escena y estaba tan enojada. Debería haber llamado a mi agente, o haber hecho que venga mi abogado al set porque no se puede forzar a alguien a hacer algo que no esta en el guión, pero en el momento, no sabia eso. Marlon me dijo: "Maria, no te preocupes, es solo una película", pero durante la escena, por más que lo que estuviese haciendo Marlon no fuese real, estaba llorando lágrimas reales. Me sentí humillada y, para ser sincera, me sentí un poco violada, tanto por Marlon como por Bertolucci. Tras la escena, Marlon no me consoló ni se disculpó. Gracias a Dios hubo solo una toma.

 

 

 

 


Según contó Maria Schneider
, su papel en el guión original estaba pensado para que lo interpretara un hombre. También que la realización de la película «arruinó su vida» y que considera a Bertolucci un «gangster». Bertolucci negó que le hubiera «robado su juventud», y comentó: «La chica no era lo suficientemente madura para entender qué estaba sucediendo».​ Schneider siguió siendo amiga de Brando hasta su muerte en 2004, pero nunca se reconcilió con Bertolucci. Ella comento que Brando y Bertolucci «hicieron una fortuna» con la película mientras que ella ganó muy poco dinero. Maria falleció en 2011. Bertolucci habló sobre el efecto de la película sobre ella en el programa de televisión alemán College Tour. En la entrevista, Bertolucci aclara que aunque la escena de la violación estaba en el guión, el detalle de usar mantequilla como lubricante fue improvisado en el día de filmación y dijo
: «Me siento culpable, pero no me arrepiento».

 

Bertolucci también grabó una escena que mostraba los genitales de Brando, pero en 1973 explicó: «Me había identificado tanto con Brando que tuve que cortarlo de la película por vergüenza propia. Haberlo mostrado a él desnudo habría sido como mostrarme a mí desnudo». Schneider declaró en una entrevista que «Marlon dijo que se sintió manipulado, tenía 48 años y era Marlon Brando!». Como Schneider, Brando confirmó que el sexo fue simulado.​ Bertolucci dijo que él era «un monstruo como actor y un encanto como persona».

 

 

Bertolucci. entrelaza brillantemente las tres historias del film: la del Brando hundido por la muerte de su mujer, la historia de amor inconsistente entre María Schneider y su novio director de pacotilla, (sátira de Bertolucci sobre toda la industria del cine francés) y la acción y reacción del deseo y del amor entre los dos protagonistas principales. Quiero recordar que en ningún momento aparecen los dos desnudos y que las escenas de sexo explícito a pesar de su crudeza son bastante leves.. Otro acierto de Bertolucci... El aspecto técnico es impecable. La fotografía amarillenta y triste, el juego con la luz, y uno de los mejores montajes que se hayan realizado jamás, junto con la preciosista música de saxo -el instrumento sensual por excelencia- de Gato Barbieri, redondean esta obra de arte llamada El Último Tango en París. La escena en la que Brando le habla a su mujer muerta es de lo mejor que he visto nunca. El título del film hace honor a la historia de los protagonistas ya que cuando todo cambia y es Brando el sumiso, el desenlace se desencadena tras bailar ese último tango con un final tan crudo y tan bello como magistralmente rodado. Un deleite para la vista y los sentidos. Por cierto... nunca supo mejor la mantequilla. "... hablamos de la familia?... Yo te hablaré de la familia... maldita familia... dónde los niños son torturados hasta que confiesan su primera mentira... . me cago en todos vosotros...". Frases muy significativas, duras como la propia existencia. La descomposición del ser humano y la juventud en incesante búsqueda se entrelazan en este desolador relato de autodestrucción, pesimismo y miseria. De un lado de la balanza tenemos a un hombre con el corazón y el alma en estado terminal, y del otro a una joven insegura que se deja caer en sus brazos sin preguntas ni compromiso, en un terreno neutro, vacío de dudas y sentimientos, comenzando un desgarre en caída libre que desemboca en un harakiri emocional donde solo cabe la muerte tras el ocaso, o la metamorfosis tras la catarsis. Marlon Brando realiza aquí la actuación de su vida cuando transforma a un hombre fracasado, cansado y viejo, en un ogro que antes de emprender el camino a la tumba, decide comerse a una presa a la que intuye más desorientada e indefensa que si mismo. Él, que sólo fue un títere en manos de todos, busca la redención imposible a través del juguete moldeable que se ha encontrado, una María Schneider que se siente tan fascinada como asqueada bajo las garras de la bestia. Obviamente la inevitable obsesión de Brando por su experimento, camina paralela a la creciente repulsión que comienza a sentir su conejillo de indias. Tras el choque inicial de identidades opuestas, él se agarra, no sólo a lo único que le queda, si no también a la continuación de la única acción valiente que ha realizado a lo largo de su existencia. Ella solo quiere desaparecer, mantenerse lo más lejos posible del territorio que le marcó aquel hombre, por el que sintió alguna vez algo noble pero al que ahora ve como ajeno.

 

 

 

Y después de decirse sus nombres solo queda el abismo. Abismo de rendición y tristeza. Conscientes ambos de que nunca más serán capaces de volver a amar él que ya había jugado y perdido todas las partidas, existencial para ella, marcada para siempre, aceptando desarmada un futuro que odia. Puede que tal vez fuera su primer encontronazo sexual lo único feliz de sus vidas. Al menos en aquellos minutos, de sexo animal, no sintieron dolor, solo placer y libertad, antes de que comenzaran a caminar, tan juntos como separados, hasta el límite sin retorno de su propio precipicio. Drama realizado por Bernardo Bertolucci, escrito por él mismo y Franco Arcalli. Sexto largometraje de Bertolucci, se rueda en escenarios exteriores de Paris y en estudio

 

 Richard Brody de The New Yorker alabó la naturaleza personal del papel de Brando, comentando en su crítica:

 

"Cuando Brando decía lo que él mismo tenía que decir, tenía un valor único. Por eso lo mejor de Brando es cuando está más cerca de sí mismo, como en... "El último tango en París", de Bernardo Bertolucci,  No sólo sus palabras son mejores que las de los guionistas; su persona, su personaje, es más grande que los guiones".

 

 

 

 

 MI EXPERIENCIA Y MI CREPÚSCULO

 

Son parte de mis vivencias, algo que me hace ser muy feliz, porque es mi vida.

 

 

- "París durante el invierno de 1972, nace una amistad que duró 30 años...

Ese invierno yo estaba en la ciudad de la luz....y nos vimos -"

 

 

 

Como en sus anteriores películas, Brando se negó a memorizar sus líneas para muchas de las escenas. En su lugar, escribió sus líneas en tarjetas de entrada y las colocó en el set, dejando a Bertolucci con el problema de mantenerlas fuera del marco de la película. Durante su largo monólogo sobre el cadáver de su esposa, por ejemplo, el hecho de que Brando levante los ojos hacia arriba no es una actuación dramática espontánea, sino una búsqueda de su siguiente tarjeta de entrada. Brando preguntó a Bertolucci si podía "escribir líneas en el trasero de María", lo que el director rechazó. Ambos protagonistas entablan una relación de encuentros furtivos, de sexo sin barreras, sin reglas, sin amor, sin compromisos y sin intimidad. No se conocen y desean no conocerse. El sexo entre desconocidos es para ellos el recurso a través del cual buscan el exceso, la carnalidad salvaje, la trasgresión de las convenciones limitadoras, la libertad, la inocencia y la plenitud física. Sus encuentros clandestinos, no programados y anónimos, ambos desconocen el nombre y la historia del otro, tienen lugar en el piso de la calle Jules Verne, alquilado por Paul. Desordenado, sucio, lóbrego y aislado del mundo, es testigo de una relación no exenta de violencia verbal, fantasías de degradación, prácticas de dominación entre desiguales y toques sádicos. La relación imposible entre los dos protagonistas está abocada a transformarse o a desaparecer. La atmósfera que envuelve la acción se presenta cargada de tensión erótica, deseo, soledad, desesperanza y desesperación. La narración, llena del barroquismo que tanto agrada al realizador, desarrolla bien la trama principal y las secundarias, define con acierto los caracteres protagonistas y mantiene el interés del relato con la ayuda contenida de la sorpresa, el sobresalto y la provocación, a la manera de otros films del momento. El nihilismo que informa el film, la desenfadada grosería de los diálogos y las sugerencias eróticas, acogieron el estreno de la película con un gran escándalo, que provoca su retirada en Italia. Se hace uso de imágenes que a través del simbolismo, la alegoría o el paralelismo aportan contenidos y explicaciones, como el baile sin reglas, la visión de rostros a través de cristales que los deforman, la división de la pantalla en dos áreas, la reproducción de obras del pintor expresionista Francis Bacon junto a los créditos iniciales, la representación del regreso al jardín del Edén y referencias a Ofelia y al mito de Eros.... Merece ser destacada la imagen de inocencia que aparece fugazmente cuando Jeanne evoca el papel de los niños, ángeles de solo cabeza y alas, que recuerdan a Cupido, como los representados en la pintura religiosa italiana del Renacimiento y Barroco. La interpretación de Marlon Brando, deja sin palabras y me pregunto si el director pensó en un principio que iba a ser la historia de dos hombres... y los actores seleccionados fueron Alain Delon y Jean-Louis Trintignant ...¿como habría resultado?... pienso que excepcional....

 

 

 

 

La banda sonora recoge una larga serie de composiciones creados por el compositor Barbieri, como “El último tango en París”, que hace las veces de tema principal. Se ofrece en versión de balada, tango, jazz y suite. Sobresale por su lirismo el tema “Ballad”. La fotografía, de Vittorio Storaro, ofrece frecuentes encuadres descentrados, decorados desequilibrados, imágenes que provocan desorientación, planos estáticos, que combina en conjuntos de gran plasticidad e indudable belleza. Con reiteración toma prestados los colores de la paleta atormentada de Bacon, que imita y al que el realizador dedica simpatía y admiración. El film es una reflexión sobre la condición humana. Bertolucci nos toca la fibra sensible con esta película cargada de erotismo y, romanticismo a su manera. Hay quien en su día no vio aquí más que una perversión obscena del realizador italiano, calificando y tachando el filme de pornografía al estilo de Emmanuelle. ...y se equivocaron.. Embriagada de una sensualidad y un salvajismo sobrecogedor, la película nos cuenta las andanzas de dos almas perdidas que encuentran en el sexo su punto de unión y expresión. No hay nada en el metraje que sobre si nos referimos a escenas de sexo. Sin embargo, hay puntos débiles en la historia de Schneider con Leaud. Una historia floja, prácticamente intrascendente que cuenta muy poquito de la protagonista no solo a primera vista sino indirectamente también. Con una realización clásica y pausada, pero deudora de los encuadres fijos de Bergman, sus largas escenas aportan un realismo necesario para comprender a estos dos personajes. Es en estas escenas cuando admiramos la fotografía de Storaro y la interpretación de Brando en todo su esplendor. Entre la dura y dramática realización de Bertolucci y la fotografía del director de Apocalypse Now, se forma un collage en el que solo podría encajar Brando, en una de sus mejores interpretaciones.

 

 

Brando coge al personaje, lo hace suyo, lo destroza, lo crea, lo revive, lo vuelve a echar al pozo, lo vomita y lo saca a la luz. No tiene nombre lo que hizo en esta película. Los momentos en los que no aparece la película se resiente. Me recordó a la misión. En aquella película todo estaba muy bien pero uno sentía que la película respiraba cuando sonaba Morricone, parecía un film dirigido por el compositor de la banda sonora, algo que no he vuelto a sentir. Marlon Brando parece dirigir la película con cada una de sus caras. Porque es un personaje con muchas caras. Bueno, malo, enamorado, traidor, vividor, lo tiene todo. Algo que sacamos en claro de la película es que después de haber visto todo, su mensaje es conservador, opuesto a todo lo que muestra. Los últimos minutos son la redención del clasicismo y el libertinaje cae en desgracia. Una crítica encubierta y una forma de vida que solo Brando es capaz de aguantar. Jamás una película logro abrir, sacar y estudiar las relaciones humanas hasta lo más profundo. Como si fuese una cirugía mayor expone sin piedad el cuerpo y el alma de dos seres desesperados. Nunca el odio, el amor, la pasión, la locura y la muerte formaron un conjunto tan perfecto como en este film. Tenía que ser europeo por supuesto, para dejar volar con tanta libertad a los actores y lograr una maravilla que el tiempo no podrá olvidar. Marlon Brando en el papel de su vida, la actuación que lo llevó a la inmortalidad por encima de cualquier otra. Servirá de ejemplo para las futuras generaciones de lo que significa poner el alma actuando y cagarse en las formas y los modos. Maria Schneider acompaña en sus experimentos y locuras a Brando pero no llega a brillar... él lo abarca todo. Dos desconocidos que comienzan una relación puramente sexual, casi animal sin saber siquiera como se llaman. Dos adultos jugando como niños a lo que sea, sin prejuicios ni vergüenza, pudiendo ser de verdad sin máscaras ni posturas. Libres. Desenfrenados. Tanta intensidad no puede pasar por sus vidas sin dejar huellas imborrables y ninguno de los dos volverá a ser el mismo después de conocerse. El final para mi es una ventana abierta a una especie de libertad imposible. Ver a María Schneider en una habitación de apartamento decadente parisino hablar con los pechos al aire, como si tal cosa, representó para esos mismos una salida hacia las esencias de la libertad, y para otros un billete hacia el precipicio. No digamos la conocida escena de la mantequilla, o aquella otra en que esta jovencita le introducía dos dedos en el culo al personaje que interpretaba Marlon Brando, mientras éste se despachaba a gusto opinando sobre la familia tradicional y la ideología burguesa. Han pasado los años, y la película sigue ahí, sin duda desprovista de esa combatiente ferocidad del principio, porque la vida nos ha demostrado que es más feroz que cualquier película, pero llena de sugerencias, de vitalidad y de estímulos.

 

 

Sorprende ver al mítico actor norteamericano, a sus cuarenta y ocho años, en plena madurez y en plena forma, siete años antes de engordar  y aparecer en “Apocalypse Now”. Ambos son, siguen siendo, la representación del amor imposible, que durante el tiempo, es el mejor de los amores posibles. El cruce de trenes vitales y de generaciones que ambos representan durante ese tiempo, es una explosión llena de sugerencias, de incertidumbres, de esperanzas y de miedos. Pero de una plenitud inigualable y magnífica. Para ellos el tiempo se detiene, y en esa habitación, con muchos balcones pero sin demasiadas vistas, que comparten casualmente en el centro de París, no importa el pasado, ni el futuro: es el presente, el rabioso presente el que se manifiesta como un magnífico monarca situacionista que reina por encima de todos los otros reyes. La película sigue siendo muy hermosa y nos muestra el talento como director y guionista de Bernardo Bertolucci. Sigue siendo hermoso el abrigo marrón de Brando, su pelo castaño, ensortijado y revuelto por el viento del Sena. Sigue siendo hermoso ese momento en que se baja los pantalones y les enseña el culo a los ortodoxos del tango, porque es lo que hay que hacer siempre ante cualquier fundamentalismo que se precie. Siguen siendo hermosos los rizos de María, y sus pechos, certezas incontestables de ese presente demoledor. Jean Pierre Léaud sigue  rindiendo un eterno, y aquí explícito, homenaje a otro cine que él representa como nadie. Gato Barbieri sigue poniendo el contrapunto musical, con sus notas cálidas, y Francis Bacon inspira las formas, las aristas, las perspectivas, las luces y las sombras, con la misma contundencia visual de siempre.

 

 

Una obra maestra del cine en general y del erótico en particular, un film complejo, desarraigado y salvaje, libertario en el mejor sentido y lleno de fuerza imborrable en sus imágenes, un poema trágico e iconoclasta. Bertolucci pinte un film libre, falto de prejuicios y de ataduras como nihilista (no hay mínimo amor siquiera: cuando uno empieza a conocer al otro todo se estropea trágicamente) pero a través de una concienzuda puesta en escena que elevan al film del plausible ridículo que hubiera podido ser a la categoría artística que muchos le reconocen. Bertolucci parece poner sobre el tapete un film escandaloso y ateo, pero magistralmente contado y planteado como un film netamente religioso y/o filosófico: todo se reduce a creer o no creer. En el amor, en la propia existencia, en uno mismo, en la sociedad, en el sexo, en las formas, en el fondo... Hiperpesimismo y desesperación, un poema masoquista sobre el desamor, una auténtica y memorable tragedia griega o clásica. Asi es "El último tango en París" un clásico cuando todas sus formas, su estilo y su propósito: signo inequívoco de gran obra en un París moderno e único, cerrado de la forma que merece ética y estéticamente. María Schneider sensual atrapada y ahogada, confundida y degollada, infeliz y felicísima, entre los brazos de un genial Brando, toma conciencia real de lo que ha vivido tras acabar con la bestia que la abruma y que quizás no deseaba sino su muerte. Ella, llorando y definitivamente escéptica, queda posiblemente muerta en vida.. ofreciéndonos uno de los finales mas bellos que yo he visto en el cine.. En febrero de 2013 Bertolucci habló sobre el efecto de la película sobre Maria Schneider en el programa de televisión alemán College Tour. En la entrevista, Bertolucci aclara que aunque la escena de la violación estaba en el guión, el detalle de usar mantequilla como lubricante fue improvisado en el día de filmación y Schneider no sabía del uso de la misma de antemano. Bertolucci dijo:

 

«Me siento culpable, pero no me arrepiento».

  

 

 

 MI EXPERIENCIA Y MI CREPÚSCULO

 

Son parte de mis vivencias, algo que me hace ser feliz, porque es mi vida.

 

 

- "París durante el invierno de 1972, estuve viendo el rodaje en Paris, mi amigo Marlon se desahogaba conmigo por su difícil papel de Paúl..

Ese invierno yo estaba ..y nos vimos -"

 


 

 

 

 

Sórdidas y enfermizas obsesiones que recuerdan a un Polanski en su vena más perturbadora, y comprendo que provocara un revuelo tan grande en su época, y lo de menos es que se vean desnudos integrales de una Maria Schneider que, por su osadía, fue recompensada con un encasillamiento en su carrera cinematográfica del que nunca se recuperó. Lo menos escandaloso sería su morboso cuerpo de veinte años, aunque sí que sería un reclamo poderoso para que la audiencia acudiera a los cines, como niños que se cuelan en una función prohibida, temiendo ser pillados in fraganti y disfrutando precisamente por eso. Pero detrás del reclamo carnal, que hoy día no es para tanto, lo que realmente debió de ser polémico, y que lo sigue siendo ahora (y precisamente por eso este psicodrama de Bertolucci dio en la fórmula de la atemporalidad, de una extraña cualidad imperecedera), tuvo que ser ese Brando deslenguado, neurótico, desequilibrado, asqueado, libidinoso, sadomasoquista, un renegado de Dios, de lo sagrado, vituperador de lo establecido, de la familia. Un despotricador de las instituciones que predican la felicidad universal, pero que dejan tras de sí la triste realidad de esos descarrilados maltratados que parecieron nacer por error, sin ser deseados, culpados desde su nacimiento como si ellos fueran los responsables de su propia llegada. Un seco latigazo a la moral de bombo y platillo, y una expresión de ese inframundo de las frustraciones, fobias, filias y parafilias, de los deseos culpables y de la desesperación por canalizar por alguna vía los impulsos sexuales...Y encontrar algo a lo que poder llamar amor.... Para mí es brutal esta historia sin nombres, esa isla humana en la que los dos protagonistas se pierden, ajenos por completo a la vida de fuera. Esa clandestinidad, ese no saber nada del otro. Esas risas cómplices en la cama, esos juegos de palabras, ese mundo perdido, esa soledad inmensa. Y luego ese dolor profundo, turbio, que arrastra el personaje de un Brando que llena la pantalla, y deja un nudo en la garganta de proporciones considerables. Dice Brando en un momento: "Todo fuera de aquí es una mierda". Y es cierto... En realidad lo esencial de la película transcurre entre las cuatro paredes en las que se encuentran los dos desconocidos, desnudos y sin máscaras. Lo demás es pura mierda. Uno de los exponentes más acertados del cine de ensayo europeo durante los años 70, deudor directo del estiloso cine de Luchino Visconti, así como de la corriente neorrealista de Rosellini y Fellini...y de cineastas como Godard, Kurosawa... en particular de su amigo Pier Paolo Passolini, no en vano Bertolucci comenzó como ayudante de dirección en 1961 de la ópera prima de Passolini, "Accattone", un año antes de su propio debut cinematográfico con "La Commare Secca", basada en una historia homónima del propio Passolini. Escrita y dirigida por el propio cineasta parmesano, contó con la colaboración del famoso saxofonista tenor argentino de jazz fusión y ferviente admirador.

 

 

 

 

Hace poco el célebre director, tildó como "ridícula equivocación" la indignación generada por la famosa escena.

 

 "Quisiera por última vez aclarar la ridícula equivocación que sigue suscitando 'El último tango en París' en diarios de todo el mundo", escribió Bertolucci, en un comunicado divulgado en Roma. He dicho, pero tal vez no he sido lo suficientemente claro, que decidí no informar a María del uso de la mantequilla. Queríamos que tuvieran una reacción espontánea a ese uso impropio, algunos han creído que ella no estaba informada de esa violencia... Falso.... María sabía todo porque había leído el guión, donde todo estaba descrito", precisó al hablar de la escena de sodomización de la actriz, entonces de 19 años, que en los años 70 causó un gigantesco escándalo. Lo único nuevo con respecto al guión fue la idea de la mantequilla. Eso fue, según supe muchos años después, lo que ofendió a María. No la violencia que sufrió en la escena y que estaba prevista en el filme".

 

 

Bertolucci nos brindó esta maravillosa historia en aquella antigua casa de la Rue Jules Verne en mi Paris ...A los clásicos se les respeta y se les admira, es una historia de amor dura y ésa inocencia de verse juntos y no querer traspasar fronteras, no tocar algunos temas...Marlon Brando se reía del mundo en su pedestal y se inventaba los diálogos...Brando improvisó mucho durante el rodaje, era como desnudarse ante nosotros sin pudor, pero con clase, existen pocos Brandos en la historia del cine...y él es imprescindible como actor y como amigo...Doy fé

 

 

 

 

 Bernardo Bertolucci con esta su quinta película realiza su primera contemporánea al tiempo en que se rueda. Fue su mayor éxito comercial hasta ese momento aunque rodeado de una polémica que aún perdura y con un interés fuera de lo cinematográfico que para muchos ha empañado la auténtica obra de arte que, para mí y muchos más, supone 'El último tango en París'. El director italiano arremete duramente en este filme, a través del personaje de Paúl, contra la institución familiar, Dios y la educación. Película que trata sobre el erotismo y no la erótica. Todo ello difícil de admitir por la sociedad burguesa encargada de digerirla aun en tiempos de un liberalismo moral mayor que en épocas anteriores y posteriores a su estreno. Extraordinaria dirección, creando en todo momento la atmósfera perfecta, estrujando hasta la última posibilidad de crear arte en cada secuencia, colocando siempre la cámara en el sitio exacto, todo memorable, único e inolvidable.

 

 Memorable interpretación de Marlon Brando, nunca le he visto tan convincente, tan deseado... ofreciendo sexo por sexo...¿que mas puedo decir del mejor actor de todos los tiempos?.solo terminar con:

 

MI EXPERIENCIA Y MI CREPÚSCULO

 

Son parte de mis vivencias, que me hacen feliz, porque es un retazo de mi vida.

 

 

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